No
dejes que mi vida se llene de oscuridad.
Líbrame
de la rabia que oculta el amor.
Tú,
que estás en el día y en las noches.
Que
cuándo no sé qué decir sólo me sale pronunciar tu nombre.
Que
tu Reino llegue más pronto que tarde.
Que
tu Buena Noticia no la oculte nadie.
Que
se haga la Vida en medio del dolor, de la tristeza y de la desesperanza.
Enséñame
a perdonar cada día.
Hoy,
mañana y siempre.
Y
nunca dejes de abrazarme, Padre.
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