aun segura, no quise que llegara.
El tiempo sangró a la hora tallada,
por tu propia mano, maceta y buril.
De entre mis vidas de tres segundos
la más larga duró casi un año.
Y fue eterna a pesar del engaño.
Desnudos, sin nada, dos vagabundos.
Convertir lo cotidiano en fiesta,
inventarte "el cómo" y hasta "el por qué",
hacer que todo sume, aun si resta.
Nunca dejaste el motivo para después.
El arte de vivir, cantero, tu apuesta.
Pero el tiempo no pasa, ya son diez.
Emilio J. Zapatero Moral
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